Aunque desde el Gobierno nacional ya advirtieron que en agosto podrían reanudarse las clases presenciales en las escuelas, la realidad indica que la pandemia obligó a todos los países a modificar los hábitos del sistema educativo. Mayor distancia entre los estudiantes en el aula, barbijo obligatorio, contactos interpersonales reducidos, normas estrictas de higiene, controles de salud en la escuela y regresos segmentados por grupos de alumnos son algunas de las pautas establecidas en aquellas naciones que están retomando las clases presenciales.
Cuál es el plan del Gobierno para la vuelta a clases y qué pasa con las licencias para padresEl informe “¿Cómo será la vuelta a clases?”, del Observatorio Argentinos por la Educación, elaborado por Gabriela Azar, directora del departamento de Educación de la UCA y directora de la Biblioteca de Innovación docente de Kapelusz, examina la agenda programada de regreso a clase de varios países, y explora algunas de las principales modalidades de retorno escolar implementadas o planificadas. El informe describe los casos de Dinamarca, Alemania, Francia, Corea del Sur, Israel, China y Uruguay, entre otros.
Según los datos de la Unesco, más de 1.235 millones de niños y jóvenes se ven afectados por el cierre de escuelas en 168 países como consecuencia de la pandemia de covid-19. Se trata del 70,6% de los estudiantes de todo el mundo. Mientras tanto, algunos países empiezan a volver a clases, con medidas que modifican las rutinas escolares previas a la pandemia.
En los países que ya anunciaron la reapertura de las escuelas, la suspensión de clases presenciales abarcó desde 23 días (en Dinamarca, el país con el cierre más breve) hasta más de 50 (en países como Inglaterra y Finlandia, que proyectan la vuelta a clases para el 1° de junio).
La obligatoriedad del barbijo y la utilización de pupitres individuales por alumno, con una distancia de 1,8 metros (recomendada por la OMS), son las dos pautas que se repiten en la mayoría de los países que están reabriendo sus escuelas. Algunos países restringieron las interacciones entre alumnos: en Dinamarca y Alemania solo pueden reunirse en grupos reducidos en el recreo, mientras que Israel directamente prohibió los contactos cercanos.
En China (el primer epicentro de la pandemia), en Dinamarca (el primer Estado europeo en reabrir las aulas), Japón, Vietnam y Burkina Faso y en las escuelas rurales de Uruguay, el lavado de manos es obligatorio. China, Japón, Vietnam, Israel y Uruguay aplican también medidas de control del estado de salud de los alumnos: los tres primeros les toman la temperatura a todos los estudiantes, mientras que en Israel y Uruguay los padres deben firmar un formulario médico sobre el estado de salud de sus hijos.
Varios países están organizando retornos segmentado por grupos de estudiantes. Alemania, Holanda y Burkina Faso priorizaron las escuelas primarias, mientras que Francia y Uruguay dieron prioridad a las escuelas rurales. Francia apunta a una transición paulatina entre la modalidad de clases virtuales y presenciales.
“Las opciones de los diferentes países permiten vislumbrar un menú de alternativas para el diseño de la vuelta a la escuela en nuestro contexto”, afirma Sandra Ziegler, investigadora de Flacso. “La diversidad de situaciones en Argentina –entornos urbanos y de ruralidad, las condiciones de desigualdad en que se desarrolló la escuela en los hogares, los factores culturales, los recursos de infraestructura de las escuelas y las condiciones contractuales de los docentes, sobre todo en el nivel secundario y la educación superior– llevarán a delinear alternativas diferentes”, explica Ziegler. Y añade: “La ‘normalidad’ que durante tanto tiempo estructuró al sistema educativo no será el escenario del regreso a las escuelas. La nueva ‘normalidad’ será la constante adaptación al cambio”.
La evaluación aparece como otro reto para los sistemas educativos. “Evaluar aprendizajes en tiempos de pandemia es uno de los mayores desafíos pedagógicos a los que nos enfrentamos los.docentes. Evaluar no es solo calificar. Es acompañar, orientar, ayudar a que todos los estudiantes aprendan óptimamente de acuerdo a sus posibilidades”, plantea Azar, la autora del informe. Azar subraya la necesidad de “una evaluación sostenida por desafíos que hagan que los estudiantes elaboren desempeños de comprensión que permitan aplicar procedimientos para saber hacer cosas y resolver problemas críticamente”.
“En este quiebre de la normalidad, tenemos la posibilidad de incluir esos aprendizajes que se han rechazado por muchas décadas: habilidades personales y sociales que necesitamos urgente para la vida con uno mismo, con los otros y todo lo que nos rodea. La música, las artes plásticas, la actividad física”, señala Alejandro Castro Santander, director general del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo, y concluye: “No regresemos a la normalidad en aquellas cosas que ya no funcionan de la vieja escuela. Hoy no nos sirven gurús ni profetas, el tiempo dirá si este fuerte golpe provoca aprendizajes, pero si hay algo de lo que no podemos dudar, es que la respuesta es educativa”.